
Bueno, tal vez no fuese “el” paraíso pero desde luego ese lugar merecería serlo: arena blanca, playas increíbles, agua cristalina, palmeras, cocos, nadie en kilómetros a la redonda…
- “qué lástima que sólo sea un sueño”, pensó.
El sueño fue tan reparador que al despertar todo le pareció maravilloso: qué importaba abrir los ojos y tener el pelo mojado, o que la cama estuviese inexplicablemente llena de arena…
Lo único que le pareció raro fue ese billete de tren en la mano. No el hecho de levantarse y tener algo en la mano, ya estaba acostumbrada tras una vida entera siendo sonámbula, pero era la primera vez que el billete en cuestión no era de cercanías: éste parecía estar escrito en sánscrito… sólo podía entender el destino: varkala, y la categoría: “sleepers class”.
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