jueves, 21 de junio de 2007

- Si no le importa, tengo una última pregunta…

- Adelante.

- ¿Recuerda usted el momento exacto en que se dio cuenta que no era más que una imagen fotográfica?

- Bueno, fue más un proceso que un instante concreto, más bien fue la suma de una serie de observaciones… me costaba mucho, por no decir que era imposible, salirme de mi papel: todo el día con este boomerang en la mano, escondiendo a mi espalda la bolsa de papel en la que ni siquiera yo sé qué hay, mirando a un punto fijo con cara de estar pensando en otra cosa, la pierna derecha ligeramente adelantada, el peso del cuerpo en la izquierda, el cuello y la espalda erguidos como si un cable invisible tirara de ellos hacia arriba…

- Debe de ser agotador.

- Sí, lo es, ciertamente. No le negaré que a veces me gustaría poder lanzar este boomerang muy lejos y cambiar de vida, pero he oído decir que probablemente vuelva a mí y todo quede igual que antes así que, ¿para qué intentarlo? Así es mi trabajo: cumplo las órdenes del fotógrafo, ¿sabe? Ante todo hay que ser profesional.

- Por supuesto, no le distraigo más. Muchas gracias por la entrevista.

- No faltaba más, a disponer.

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